A finales de los sesenta y principio
de los setenta, el rumbo de la sociología de la educación giro hacia diferentes
direcciones a causa del descontento con el reformismo educativo y las
esperanzas de cambio social.
La decadencia del modelo funcionalista
de la educación, dio paso a críticas sobre la teoría del capital humano. La
base de las críticas era la nueva forma de definir la relación entre educación
y empleo y entre educación y salariados. Al mismo tiempo una tesis crítica
alternativa se hace presente en la sociología de la educación.
Podemos
destacar los trabajos de Coleman y Jenks. Coleman (informe Coleman) sostiene
que no existen diferencias en los inputs de
las escuelas de niños blancos y negros, las diferencias en el rendimiento
académico se localizan en los déficit culturales de las familias, pero apunta
en su informe nuevas orientaciones reformistas, por medio de la educación
compensatoria del hándicap cultural o de otras políticas dirigidas a la
igualdad.
Por
otro lado Jenks con su estudio demuestra la separación entra las distribuciones
de las posiciones educativas y de las de los estatus ocupacionales y de los
ingresos. Él apoya la idea de abandonar la escuela como instrumento útil para
la igualdad social y pasar a considerarla como un fin en sí misma.
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